La bisnieta de la mítica Diana Vreeland ha heredado, qué duda cabe, una parte importante de su carisma. Caroline nació en Washington DC, pero se crió entre San Francisco y Nueva York. Tras el divorcio de sus padres, se mudó a vivir a Los Ángeles para probar suerte como cantante. Después de patearse un buen puñado de bares en California, logró lanzar su primer álbum, In Ruins.
Aunque asegura que no recuerda a su bisabuela, pues murió cuando ella tenía apenas dos años, Caroline afirma que la conoce bien gracias a su abuelo, que le habló mucho de ella y que la admira por su genialidad y su capacidad de hacerse a sí misma, una capacidad que ella misma cree poseer. Casi genéticamente conectada al mundo de la moda, ha hecho sus pinitos como modelo en editoriales para revistas tan prestigiosas como LOVE o en campañas para marcas como Barbara Bui. En este mundo, Carine Roitfeld es para ella una inspiración: “Carine toma el mismo tipo de riesgos que tomó mi bisabuela, y me ha aceptado y potenciado como nadie, haciéndome sentir cómoda, sin acomplejarme por el hecho de tener mucho pecho. La respeto muchísimo”.
Entre los referentes musicales de esta explosiva rubia de voz aterciopelada, Fiona Apple y Kanye West. “Encuentro muchas ideas hablando con la gente, incluso con gente que no conozco de nada. Sin embargo, tiendo a escribir desde un punto de vista negativo. Casi siempre es una situación negativa la que me sirve de punto de partida: una discusión que tenga con alguien, ver a alguien llorando en su coche mientras conduzco… A partir de esas imágenes, me invento un mundo alrededor e intento entender qué es lo que pudo hacerles daño. Creo que tengo que esforzarme para escribir también desde la felicidad”.