El caso de Desmond Doss es uno de esos atípicos de objetores de conciencia que aun así viajaron al frente y «lucharon» de alguna forma contra el enemigo, pero el caso de el es muy raro, fue al frente sin arma alguna.
Lo lógico es que ni te dejen acercarte al frente, pero él quería ayudar aunque no disparar ni matar a nadie, lo que normalmente te lleva a una corte marcial y, al menos en la Segunda Guerra Mundial, a ser acusado de traición y terminar preso o peor, en su caso fue distinto.
Había una razón importante para ser objetor de conciencia, esas personas que se niegan a participar de una guerra y matar a otros seres humanos aun cuando sea su obligación, en este caso habiendo sido voluntario para el ejército de los EEUU. La razón era que él era Adventista del Séptimo Día, matar no estaba en su plan divino ni en sus intenciones y era muy religioso como para cambiar eso.
En 1943 se ofreció como voluntario pero decidió no portar arma alguna y entrenarse como médico, en 1945 participó de la invasión a la isla japonesa de Okinawa donde se destacaría por sus logros al punto de recibir la Medalla de Honor.
La Medalla de Honor se entrega a aquellos soldados cuyos actos de valor van mucho más allá de sus obligaciones, los EEUU desde 1861 han entregado tan sólo 3,500 de estas condecoraciones pero, en este caso, estamos hablando de un caso muy particular porque Doss, como ya se mencionó, no llevaba armas, se negaba a matar y obviamente no disparó un sólo tiro ni utilizó un cuchillo. Cumplió con su promesa.
La Batalla de Okinawa fue una de las más bestiales campañas en el Pacífico donde más de 250,000 tropas desembarcaron para enfrentarse a unas 90,000 y con un resultado tácticamente positivo para los aliados pero humanamente desastroso en todo sentido ya que de los defensores apenas sobrevivieron seis mil y los norteamericanos contaron sus muertos en más de 20,000 con 50,000 bajas por heridas. La batalla fue llamada por los japoneses como tetsu no ame, la lluvia de Acero, por la fuerza del combate.
Desmond era parte de la 77° División de Infantería y fue quien acompañó al 1° batallón a un risco de 100 metros de altura donde un fuerte fuego de artillería, morteros y ametralladora los diezmó. En el primer día sufrieron 75 bajas y los obligó a retroceder.
Pero Doss no pretendía dejar atrás a sus heridos, era el médico y estaba decidido a salvarlos mientras yacían abandonados en medio del campo de batalla.
Uno a uno fue cargando los cuerpos de sus heridos, bajándolos con una soga por el risco, el 2 de Mayo de 1945 hasta se expuso a fuego de ametralladora para rescatar a un soldado que estaba a cincuenta metros de un bunker japonés, dos días después salvó a otros cuatro hombres que habían intentado atacar una cueva, entre granadas que le caían a un par de metros de los japoneses que le disparaban desde la mismísima cueva.
Desde ya que Desmond tuvo que hacer no uno sino cuatro viajes porque iba solo, uno para salvar a cada soldado, al día siguiente salvó a otros más de la misma situación ya que los japoneses estaban fuertemente atrincherados en las cuevas que habían cavado, una vez más arrastrándose entre fuego de rifles y ametralladoras, granadas y morteros, hasta los heridos y recuperándolos.
Pero todo esto tendría su costo ya que una granada lo alcanzó en las piernas, pero en vez de pedir ayuda se curó sus propias heridas, esperó cinco horas hasta que lo encontraron unos camilleros y lo llevaron de regreso, en medio del escape encontraron a otro soladod más herido y Desmond se tiró de la camilla para que atendiesen al otro antes que a él.
Mientras los esperaba de regreso una vez más lo hirieron y le rompieron un brazo con esquirlas, se arrastró cien metros hasta una estación de ayuda.
Le salvó la vida a más de 75 compañeros (él humildemente decía 50, el ejército 100) sin disparar ni matar a nadie, diecisiete esquirlas le sacaron de la pierna y del brazo que le entabillaron y sanó, perdió un pulmón luego de adquirir tuberculosis por las heridas.
El 12 de Octubre de 1945 el presidente de los EEUU, Harry Truman, le entregó la Medalla de Honor diciéndole «preferiría tener esta medalla que ser presidente», y él vivió para contarlo.
Falleció a los 87 años en el 2006 y ahora Mel Gibson lo honrará con una película protagonizada por Andrew Garfield.