Passage du Gois

Imagínate que vives en una isla y la única carretera que la comunica con la península se llena de agua cada vez que sube la marea. Esto es lo que les pasaba antiguamente a los franceses que residían en la isla de Noirmoutier, en la costa oeste de Francia. Hasta los años 70, momento en el que se construyó su puente de acceso, la actividad diaria de los habitantes que querían salir de la isla estaba marcada por las mareas.

Por suerte, hoy en día se puede acceder por un moderno puente, aunque los más nostálgicos, que son muchos, todavía se atreven a pasar antes de que la marea deje la carretera totalmente a la vista; o incluso minutos antes de pleamar. Un riesgo que puede hacer que los coches se queden atrapados en ella, tal y como ha pasado otras veces, y razón por la que por todo el camino hay algunos postes en donde pueden subirse aquellos que han sido alcanzados por el agua.

A su entrada también hay unos paneles que indican el horario de las mareas, así como las horas recomendadas para cruzarlo. Es importante seguir los consejos, ya que la marea sube a gran velocidad y, aunque esta carretera sólo tiene 4.5 kilómetros de largo, si empieza a subir cuando estás en la mitad es muy probable que no llegues al extremo. También hay que tener en cuenta que el centro está ligeramente más hundido, por lo que se llena antes de agua. La altura del mar una vez que cubre el paso oscila entre los 1.30 y 4 metros.

Éste también se puede cruzar andando, ya que una vez que la carretera y los alrededores se quedan ligeramente secos, los locales y turistas salen a pescar almejas y cangrejos. O en bicicleta, ya que precisamente este paso se hizo famoso por el Tour de Francia de 1999, donde muchos ciclistas acabaron en el suelo, ya que éste está lleno de algas.